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miércoles, 27 de julio de 2011

CAPÍTULO 13: EL GRAN LÍO EN EL PARQUE DE ATRACCIONES



KIZU: Suéltame pollo ¿a donde me llevas? ¿Qué vas a hacer conmigo?

HEIJI: Calla ya Kizu... - suspiró con cansancio – no voy a hacerte nada malo...

KIZU: ¿Cómo que no si me estas secuestrando?

Heiji sostenía a su hija sobre su hombro, firmemente, para evitar que se escapara o que lo golpeará fuertemente en sitios donde de verdad dolían.

KIZU: ¡Qué me sueltes maldito pollo! Se lo contaré a mi oka-san y a tío Shinichi... te meterán preso...

HEIJI: Ca-lla-te – le dio una suave nalgada.

KIZU: ¡Me has pegado! - pataleó – te denunciaré, estás acabado pollo desplumado, te caerán muchos años de cárcel...

HEIJI: Kizu, silencio.

KIZU: No, ¡hasta que me dejes! O por lo menos me digas ¡donde me llevas!

HEIJI: Se romperá la sorpresa pero por lo menos te callas – dijo con resignación – ¿donde es el sitio que ,más ganas tienes de ir?

KIZU: No sé ahora mismo... ¡AL PARQUE DE ATRACCIONES! - dijo con ilusión en la voz – ¿me vas a llevar allí?

HEIJI: Sí, te llevaré al parque de atracciones... bueno tu madre y yo te llevaremos al parque de atracciones.

KIZU: De mi madre es más normal... pero ¿tú? ¿por qué?

HEIJI: ¿Qué porqué? - pusó los ojos en blanco – sencillo, por que eres mi hija y quiero verte feliz.

KIZU: Pero...

HEIJI: Sin peros – la cortó tajantemente – vamos a ir al parque de atracciones y lo pasaremos estupendamente.

KIZU: ¡Está bien!

HEIJI: Y serás una buena niña, te comportarás bien o si no volveremos a la velocidad del rayo.

KIZU: O.O... - Heiji la soltó – Vale.

HEIJI: Eso esta mejor – recogió la mano de la niña entre la suya – y ahora vamos que Kazuha nos espera.

Heiji sintió un gran regocijó al poder sostener la mano de su hija así, sin violencia, sin obligarla (del todo)... se sentía casi normal estar así con ella.

Llegaron pronto al coche y Kazuha estaba sentada en la parte trasera, Heiji metió a la niña en el lado de la madre y él se sentó en el volante.

HEIJI: ¡Preparadas para pasar un buen día en el parque de atracciones!

KIZU: Siiiiiiiiii, pero arranca ya... - dije extasiada – quiero montarme en la montaña rusa y en la noria y en el carrusel...

Heiji vio a través del espejo retrovisor como Kazuha sonreía ampliamente hacia él y hacia su pequeña hija, se sintió tan feliz de estar con su familia...

Se dejó de divagaciones y arrancó el coche, poniendo rumbo hacia el parque de atracciones.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, Heiji aparcó en el estacionamiento y llevó a su hija y a Kazuha a comprar los tickets.

No tardaron mucho en estar en el interior del parque. El bullicio de tantísima gente y la música ensordecedora eran inconfundibles y llenaron pronto los oídos de los tres.

KAZUHA: Kizu, te quedarás siempre a mi lado ¡eh! - cogió la manita de la niña – que aquí hay muchísima gente y es muy fácil perderse, así que andate con cuidado y no te separes de nosotros.

KIZU: Sí oka-san, tendré cuidado, pero vamos a montarnos en algo... rápido – dijo sobre excitada mirando de cacharrito en cacharrito – vamos a la montaña rusa, onegai.

HEIJI: Id vosotras... yo os esperare abajo.

KAZUHA: Y eso heiji – alzó una ceja – no me dirás que te da miedo, subirte a la montaña rusa – rió entre dientes.

HEIJI: A mi que va, solamente que... – tragó saliva al mirar la imponente atracción.

KAZUHA: Sí tienes miedo – rió con ganas – que fuerte, con lo grande que eres y le tienes miedo a un cacharrito.

HEIJI: No te rías de mí – protestó.

KAZUHA: Es que no puedo evitarlo – se tapó la boca con la mano libre y siguió riéndose.
KIZU: Oka-san – dijo molesta – ¡vamos ya!

KAZUHA: Vale Kizu – miró a Heiji y tú, esperanos aquí cobarde – se alejó riéndose a carcajadas.

Las dos fueron a comprar las entradas de la atracción, y mientras, Heiji se quedó mirando el suelo... por que seria un reconocido detective, pero... cuando se trataba de las alturas era un verdadero cobarde tenía que reconocerlo.

Al cabo de un rato, las dos bajaron riendo como locas.

KIZU: Eres tonto pollo... te has perdido lo mejor, eran tan emocionantes las bajadas – dio pequeño brincos - ¡quiero volver a subir!

KAZUHA: Dentro de un rato, yo necesito un descanso.

HEIJI: ¿Compramos algodón de azúcar?

KIZU: Sí, algodón de azúcar – dijo con una sonrisa resplandeciente.

Las horas pasaron rápidamente. Los tres se divirtieron muchísimo, más que nunca en su vida: montándose en las atracciones, comiendo de todo, jugando a juegos.... PASARON EL MEJOR DÍA DE SUS VIDAS.

O por lo menos eso creían...

HEIJI: ¿Dónde esta Kizu?

KAZUHA: ¡Estaba aquí hace un minuto! - dijo preocupada - ¿dónde se ha podido meter?

HEIJI: No lo sé, pero tenemos que buscarla – dijo mirando a todos lados intentando localizarla.

KAZUHA: Dios – se tapó la cara con las manos – si le ha pasado algo yo me muero – sollozó.

HEIJI: No llores la encontraremos – la abrazó.

Buscaron a Kizu por todo el parque, avisaron a la policía y ellos tampoco la encontraron... ¿Dónde se habría metido?

***

Eso tenía fácil explicación si veías a un tipo de negro que llevaba a una pequeña niña desmayada en brazos.

El tipo cargaba a la niña como si fuera su padre y ella se hubiera dormido... pero las apariencias engañaban.
Al hombre le sonó el teléfono y tuvo que hacer malabares para poder cogerlo.

Hombre: ¿Sí?

¿?: ¿Tienes a la niña?

Hombre: Sí, la tengo bien dormidita, no dará jaleo en mucho rato.

¿?: Perfecto – rió una voz maquiavélica – traela al refugio, aquí veremos lo que hacemos con la cría.

Hombre: OK jefe – colgó.

***

KAZUHA: ¡Mi niña no está en ningún lado! - dijo entre llanto.

HEIJI: No llores Kazu – la abrazó fuertemente – verás como aparece pronto.

KAZUHA: Es mi culpa, me distraje un momento y mira las consecuencias... a saber donde esta mi niña.

HEIJI: Estará bien no te preocupes – la consoló.

En ese momento, se acercó un policía a ellos.

POLICÍA: Me han informado que han visto salir del recinto a un tipo sospechoso con una niña en brazos, la niña concuerda con la descripción que han dado de su hija.

KAZUHA: ¡Oh Dios no! - cayó entre los brazos de Heiji – mi niña ¡no!

HEIJI: Tranquila Kazuha te prometo que la encontrare sana y salva.

¿Quién seria ese hombre? ¿Por qué se había llevado a Kizu?

A Heiji le importaba poco, lo único que sabía es que encontraría a la pequeña, aunque le llevará la vida en ello...

CONTINUARÁ...

martes, 19 de julio de 2011

CAPÍTULO 12: OTO-SAN... ME LAS PAGARÁS TODAS JUNTAS



Kizu y Conan estaban jugando a la pelota en la casa de Heiji, entre los dos habían decidido hacerle pagar todo el sufrimiento que Kazuha había pasado por su culpa.

KIZU: Conan tenemos que conseguir que ese pollo me pagué todas las que me ha echo – dijo la niña con fuego en los ojos.

CONAN: Kizu, das miedo... - dijo sujetando la pelota contra su pecho y recorriéndole un escalofrió por todo el cuerpo.

KIZU: El se lo ha buscado por haberle echo daño a mi oka-san – apretó sus manitas en puños – ahora me las pagará todas juntas.

CONAN: ¿Pero que le vas a hacer?

KIZU: Hacerle daño en donde más le duele, en mí.

CONAN: ¿Cómo...?

KIZU: Tú calla y observa...

Kizu fue hacia donde Hattori se encontraba... nunca admitiría que era su oto-san, lo odiaba demasiado como para eso.

Kizu le haría pasar los peores días de su vida, después cogería a su oka-san y se marcharía de esa casa y de la vida de Hattori para siempre.

CONAN: Kizu, espera, ¿dime lo que tienes preparado?

KIZU: Abre bien tus orejas Conan, por que solo te lo diré una vez...

***

Hattori se encontraba totalmente sumergido en la lectura. Como le gustaban los libros de Agatha Christie y sus libros... no era tan bueno como Sherlock Holmes pero estaban francamente bien también.

Kazuha estaba a su lado, arreglándole a Kizu una falda que se había roto... era una niña tan trasto, pero la quería tanto, como deseaba con todo su corazón que algún día ella le quisiera y juntos los tres formar una familia... pero eso parecía algo tan lejano.

KAZUHA: Heiji estuve pensando en lo que paso el otro día y llegué a una conclusión.

Heiji dejó el libro a un lado rápidamente y miró a Kazuha. Estaba tan seria que se le hizo un nudo en la boca del estómago.

HEIJI: ¿Qué conclusión? - dijo en un hilo de voz, tuvo que tragar fuerte para que la voz le saliera más fluida.

KAZUHA: Bueno, Kizu ya sabe que eres su padre y se entero de la peor forma posible – cortó el hilo color rojo igual que la falda y miró el arreglo que le había echo – pues que tienes que hacer que Kizu te quiera y pronto.

HEIJI: Yo he echo de todo para que me quiera y solo he conseguido que me llegué a odiar... no se que más hacer.

KAZUHA: Heiji, como en un par de semanas no consigas que Kizu te quiera nos iremos, no permitiré que mi hija sufra por tu culpa, tu veras o consigues que te quiera o nos vamos.

HEIJI: No puedes volver a alejarme de la niña Kazu, por favor, ahora que os he encontrado no puedo separarme de vosotras os quiero a las dos demasiado.

KAZUHA: Lo siento Heiji, pero mi hija es lo más importante – sin más se levantó del sofá y se fue.

La indiferencia de Kazuha le había echo muchísimo daño, demasiado. Parecía que jamás le iba a perdonar su supuesta infidelidad... infidelidad que él nunca había cometido. Hattori solo tenía ojos para ella, para su Kazu, para nadie más y eso tenía que saberlo ella.

Heiji estaba tan pensativo que no se dio cuenta cuando unos pequeños brazos le rodearon el cuello, ni tampoco cuando un beso fue depositado delicadamente en su mejilla.

¿?: ¡Hola oto-san! ¿cómo estás?

¿Kizu? Su hija al fin le había dicho papá después de tantísimo tiempo. Su corazón se desbordo de amor por esa pequeña niña.

HEIJI: ¿Kizu? Hija mía... ¿como me has llamado?

KIZU: Oto-san, te he llamado papá, ¿pasa algo?

HEIJI: Qué había esperado a que me dijeras eso tanto tiempo hija mía.

KIZU: Hasta hace unos días no sabía que eras mi oto-san, así que no te podía llamar de ninguna manera.

HEIJI: Sí, pollo.

KIZU: Bueno eso era de cariño.

HEIJI: Sí... claro.

KIZU: ¡Quiero que me digas por que nos abandonaste!

HEIJI: ¡Fue un malentendido! - se excusó.

KIZU: Tú sabes lo que sufrió mi oka-san por culpa de ese malentendido.

HEIJI: No sabes como lo siento.

KIZU: Lloraba todas las noches desconsoladamente, ella creía que no la oía pero si lo hacia... y se me rompía el alma en pedazos por cada lágrima que derramaba.

Heiji bajo la cabeza con vergüenza, esas lágrimas también le dolían a él y bastante. El amaba a Kazu con toda su corazón y también le dolía su sufrimiento...

KIZU: Por todas esas noches de llanto y desolación... - dijo Kizu con voz maquiavélica – me las pagarás muuy caro pollo.

De pronto salío de no se sabe nadie Conan cargado con multitud de globos de todos los colores y formas.

Kizu fue corriendo hacia Conan y comenzó a coger globos.

HEIJI: Pero esto que es...

KIZU: Esto es por todas y cada una de las lágrimas que ha derramado mi oka-san – comenzó a tirarle globos.

Heiji no se espero el bombardeo de globos llenos de ¿harina? Si si harina que le cayó encima después de las palabras de Kizu.

Todo el salón quedo teñido de blanco, incluido el propio Heiji.

HEIJI: Me habías llamado Oto-san... - protestó retirándose la harina de los ojos para poder ver.

KIZU: Eso ha sido por una táctica de distracción pollo – le tiró otro globo – así te he pillado con la guardia baja y he podido atacarte sin previo aviso.

HEIJI: Eso es de cobardes.

KIZU: De cobardes es abandonar a una muejr embarazada a su suerte pollo – cogió otro globo y se lo estampó entre ceja y ceja a Heiji – y eso me lo vas a pagar muuy caro.

Kizu siguió con sus bombardeos hacia Heiji, vengándose de todo lo que le había echo a su Oka-san.

Y Heiji como su hija aprendió en esta ocasión tres valiosas lecciones: La primera es que jamás se distraer con esa pequeña demonio con piel de cordero, la segunda es que el tiempo se le estaba acabando, como no consiguiera hacer que Kizu lo quisiera en unas semanas Kazuha se iría de su lado. Y la tercera y última, pero no más importante, que le costaría la misma vida conseguir que Kizu lo quisiera aunque fuera un poco.

Las cosas cada vez se complicaban más y más para el pobre de Hattori.

CONTINUARÁ...

domingo, 10 de julio de 2011

CAPÍTULO 11: ESCAPADA... NO PUEDO VIVIR POR MÁS TIEMPO AQUÍ...




Kizu comenzó a meter todas sus cosas en la mochila. Estaba dispuesta a alejarse de esa maldita casa que no le había traído nada bueno. Bueno en verdad no había pasado nada bueno desde que ese Hattori había aparecido en su vida, y, ahora resulta que es su padre. ¡SU PADRE!

KIZU: ¿Cómo puedo ser la hija de un pollo? - se preguntó en silencio mientras empujaba la mochila para que esta se pudiera cerrar, pues había metido tantas cosas que resultaba imposible cerrarla

Al fin después de mucho empujar y maldecir consiguió cerrar la cremallera. Se colgó el bulto en la espalda (que por cierto era casi más grande que ella) y se fue hacia las escaleras.

Su madre y el Hattori ese se habían ido a dormir hace ya un rato, así que su fuga no se descubriría hasta la mañana siguiente, lo que le daba tiempo suficiente como para buscar un sitio donde esconderse. La pregunta era ¿dónde? Debía ser un sitio que sus padres no sospecharan...

Abrió la puerta principal y la cerró intentando hacer el menos ruido posible, como la descubrieran en ese momento se metería en un gran problema.

Sigilosamente, salió de la gran propiedad que poseía Hattori y se dirigió a... ningún lugar en especificó, pero cualquier sitio era mejor que este en donde todo el mundo le había mentido...

Sí, sin duda cualquier lugar era mejor que este en donde le habían mentido tanto.

***

Conan dormía plácidamente en su cama, cuando sintió unos golpes contra su cristal.

Al principio no le prestó demasiada atención por que es que se estaba tan agustito en la cama... pero al final no tuvo más remedio que levantarse e ir a ver quien apedreaba su ventana de esa manera.

KIZU: ¡Conan! Ábreme la puerta, déjame entrar.

CONAN: Kizu ¿qué haces aquí ha estas horas?

KIZU: Tú ábreme y ahora te digo, pero rápido antes de que alguien me oiga – dijo en un susurro fuerte – venga, Conan.

Conan no tuvo más remedio que ir hasta el piso inferior y abrirle la puerta a Kizu.

La niña entró en la casa como alma que lleva el diablo, con un gran bulto en la espala y mirando a todos lados desconfiada.

KIZU: ¿Me ha visto alguien?

CONAN: No claro que no, pero Kizu-chan, ¿qué haces aquí ha estas horas?

KIZU: Me he fugado de casa.

CONAN: ¿Qué has echo qué?

KIZU: Me he fu-ga-do de ca-sa – deletreó cada palabra - ¿te has enterado ahora?

CONAN: Me había enterado desde el principio, pero ¿por que?

KIZU: Eso no es importante, tengo que esconderme y que mi oka-san no me encuentre y tú Conan me ayudarás.

CONAN: ¿Y yo por qué?

KIZU: ¡Por qué si! - sin permiso si quiera subió los escalones y se fue directamente al cuarto de su amigo, había estado tantas veces en la casa que se la sabía como si fuera suya – ahora dime donde puedo esconderme – ordenó.

Conan se puso nervioso de repente. Kizu era una gran niña y muy inteligente y el la quería muchísimo, pero, a veces, daba tanto miedo como un demonio cuando se enfadaba.

KIZU: No te quedes callado, ¿dónde me escondo?

CONAN: Quedate aquí en mi cuarto... - tartamudeo - … ya mañana veremos donde te escondo mejor.

KIZU: Eso espero – lo miró con los ojos entrecerrados – tengo sueño me voy a dormir.

Kizu soltó la mochila en el suelo y se fue a la cama de Conan, acurrucándose en posición fetal.

CONAN: Kizu ¿yo donde duermo?

Kizu se dio la vuelta en la cama y mirándolo maquiavélicamente le contestó.

KIZU: No seas quejica Conan, mira cuanto suelo hay para que duermas.

¡Oh, si! Esta noche iba a ser muuuuy larga para Conan...

***
A la mañana siguiente, Kazuha se levantó más temprano que cualquier día. Y no era por que tuviera que ir a trabajar ni nada por el estilo, solamente lo hacia por que de todas formas no podía dormirse, bueno, no había podido dormir.

Al fin su hija sabía que Heiji era su padre, aunque no se hubiera enterado de la mejor forma... pero por lo menos ya lo sabía.

Un poco más tarde hablaría con ella y le explicaría por que le había ocultado que Hattori era su padre, pero eso un poco más tarde, ahora mismo solo quería ver dormir a su hija y saber que estaba a su lado, segura.

Se cepilló el pelo y los dientes, se vistió y fue directamente hacia el cuarto de su hija. Solamente la vería y se iría...

Entró y sin hacer ruido fue hacia la mitad de la habitación. Su hija estaba acostada en la cama, estaría aún dormida, pero el bulto que formaba bajo las sabanas era demasiado grande como para que pudiera ser ella...

Frunciendo el ceño fue hacia la cama y descorrió las sabanas, Kizu no estaba acostada en el colchón.

Asustada y muy preocupada buscó por todos los rincones de la casa, pero no encontró ningún rastro de la pequeña. ¿A donde podía haber ido una niña tan pequeña a estas horas?

Kazuha no esperó ni un minuto más, cogió su bolso y se fue al único lugar donde su hija podía estar: La casa de Conan.

No tardó mucho en llegar, pues afortunadamente vivían francamente cerca, así que en menos de quince minutos ya estaba llamando a la puerta.

Ran bajó en pijama y con legañas en los ojos y miró a Kazuha como si tuviera loca.

RAN: ¿Qué haces aquí ha estas horas? - miró el reloj y bostezó – son las cinco y media de la mañana, aun es temprano.

KAZUHA: Perdoname Ran, pero Kizu no esta en toda la casa, se ha fugado, llevándose varias cosas, por favor ayudame a encontrarla – se agarró fuertemente a ella – si le pasa algo no me lo perdonare jamás.

RAN: ¿Como que ha desaparecido?

KAZUHA: Sí – sollozó – ayer se entero que Heiji es su padre por accidente y hoy cuando he mirado ya no esta.

RAN: Entra – la cogió de la mano y la llevó al salón – siéntate, voy a traerte algo para que te relajes y ahora buscamos a tu hija.

Ran volvió con un té que Kazuha se tomo de un tragó, después las dos se pusieron a buscar por toda la casa a Kizu...

***

Conan se despertó adolorido. Le dolía la espalda y el cuello pues al final, se había visto obligado a dormir en el suelo por culpa de Kizu... era una mandona y una egoísta.

Escuchó muchísimo jaleo en el piso de abajo, la voz de su madre Ran y de su padre... además de otra voz muy conocida... ¡tía Kazuha! Eso significaba que habían encontrado a Kizu.

Iba a avisar a Kizu para que se escondiera pero cambio de opinión. Primero observaría los alrededores haber que pasaba.

Bajó los escalones y se quedó mirando al salón con atención.

KAZUHA: Si no encuentro a mi hija pronto me moriré.

SHINICHI: Tranquila Kazuha, encontraremos a Kizu, te lo prometo.

RAN: Eso mismo, la encontraremos, no ha podido ir demasiado lejos – la abrazó con fuerza – no te preocupes Kazuha, tranquila.

KAZUHA: No puedo estar tranquila sabiendo que mi hija le ha podido pasar cualquier cosa – lloró lastimeramente – quiero verla, abrazarla, pedirle perdón – se tapó la cara con las manos – solo quiero saber que esta bien.

Conan ya no escuchó más, subió de nuevo a su habitación sintiéndose fatal. Pobre Tía Kazuha lo estaba pasando tan mal... y todo por culpa del egoísmo de Kizu...

Conan zarandeo a Kizu hasta que esta despertó.

KIZU: ¿Qué pasa Conan? - se frotó los ojos - ¿porqué me despiertas?

CONAN: ¡Tu madre está aquí!

KIZU: ¿Qué? ¿Tan pronto me ha encontrado?

CONAN: Sí.

KIZU: Tengo que esconderme, no puede encontrarme...

CONAN: Antes de que hagas nada, será mejor que la veas.

KIZU: ¿Verla? ¿Porqué?

CONAN: Ven y lo ves por ti misma – le cogió la mano y la llevó hasta donde el había fisgoneado anteriormente – mira como esta tu madre, destrozada, pensando que te ha pasado algo malo, ¿no te sientes mal por ella?

Kizu sintió una opresión extraña en el pecho. Ver a su querida Oka-san llorando como lo estaba haciendo y más por su culpa la hizo sentirse terriblemente mal.

Decidió que ya no la podía hacer más sufrir, así que fue hasta ella.

KIZU: Oka-san, no llores más, estoy aquí.

SHINICHI, RAN Y KAZUHA: ¡Kizu!

Kazuha se levantó del sofá como impulsada por un resorte y se abalanzó sobre su hija, estrechándola entre sus brazos.

KAZUHA: ¡Oh Kizu! ¡Gracias a Dios que estas bien hija mía! No sabes lo preocupada que me tenías – dijo llorando, pero esta vez de felicidad.

KIZU: Perdoname Oka-san, no lo volveré a hacer...

Se pasaron abrazadas mucho rato, siendo observadas por Ran y Shinichi y el pequeño Conan.

Kizu aprendió una valiosa lección: Su madre la amaba con todo el corazón y no tenía culpa de nada y que el único que se merecía sufrir era su padre, el que las abandono. Y ella se haría cargo de hacérselo pagar con creces.


CONTINUARÁ...

sábado, 2 de julio de 2011

CAPÍTULO 10: LA VERDAD SALE A LA LUZ...

Heiji se frotó las manos, al fin podía hablar a solas con Kazuha. Kizu estaba dormida desde hacía un buen rato y Ran, Shinichi y Conan también se habían ido después de cenar y también después de otra trifulca.

Heiji entró furtivamente en la cocina donde Kazuha lavaba los platos de la cena y mientras tanto tarareaba una canción... la misma que le había cantado a Kizu la noche anterior y a él lo había dejado embelesado, mirándola como su fuera la primera vez que la veía, más enamorado de ella que nunca.

Se acercó por su espalda y la rodeo la cintura con los brazos, desesperado por sentirla. Kazuha se asustó y dio un brinco de la impresión, tirando un plato al suelo y haciéndose este un sin fin de pedazos.

KAZUHA: ¿Pero qué haces? – chilló – me has asustado.

HEIJI: Eso es lo qué pretendía Kazu – apoyó la cabeza en su hombro e inhaló el perfume que desprendía su cabello – tenía tantas ganas de tenerte así...

KAZUHA: Heiji – le advirtió – suéltame, no quieres verme enfadada.

HEIJI: ¿Por qué te enfadarías? – rozó la nariz contra su hombro, provocándole a Kazuha un estremecimiento.

KAZUHA: Heiji, déjalo – intentó apartarse pero Heiji no quiso.

HEIJI: ¡Tenemos que hablar! – inquirió – ya creo que es tiempo que Kizu sepa que soy su padre – dijo aún contra su hombro.

KAZUHA: Heiji, me digiste que me darías tiempo para hacerme a la idea y entonces se lo diría a Kizu.

HEIJI: Se lo que dije, pero no puedo esperar más.

KAZUHA: ¿Por qué?

HEIJI: Kizu me odia – dijo con un tono de dolor – es mi hija y sin embargo, me cree un pervertido o algo peor, no se como se ha metido esas ideas en la cabeza.

HAZUHA: Todo es culpa de Shinichi – dijo arrastrando las palabras.

HEIJI: Puede ser, pero, a lo mejor si sabe que soy su padre cambia de idea y empieza a quererme.

KAZUHA: Heiji no estoy preparada para hablar con ella.

HEIJI: ¿Cuál es la razón?, si me dices una razón convincente dejaré de insistir un tiempo más...
KAZUHA: No he podido perdonarte tu engaño – dijo tajantemente – esa es la razón principal.

HEIJI: Kazu, ¿todavía sigues con eso?

KAZUHA: Hattori-san – gritó - ¿cómo quiere que lo olvide? Usted me engañó con otra chica mientras me decía a mi que me quería...

HEIJI: Kazuha ¡no te engañe!

KAZUHA: ¡Vi como te besabas con ella!

HEIJI: No es lo que piensas

KAZUHA: No claro.

HEIJI: Esa chica me besó.

KAZUHA: Buscate una excusa menos vieja Hattori, esa está muy escuchada.

HEIJI: ¡Es cierto!, me besó ella a mí, creo que lo tenía todo planeado, por que las casualidades no existen.

KAZUHA: No te creo – se apartó al fin de él y se agachó a recoger los pedazos del plato roto – tú eras el mejor detective del oeste, era normal que salieras con diferentes chicas, pero yo creía que...

HEIJI: Sólo te quería a ti.

KAZUHA: No digas esas cosas Heiji – bajó la cabeza hasta el suelo, para que Heiji no viera lo mucho que le pertubaban esas palabras – se perfectamente que son mentiras.

HEIJI: Ya estoy harto – la cogió por los hombros y la levantó – estoy cansado de que no me creas, solo te quería a ti y a pesar de todos estos años no he podido olvidarte y te sigo amando haber cuando te entra en esa cabecita mi Kazu – acercó su cara a la de ella y la besó.

Al fin después de tantísimo tiempo, Heiji podía sentir los labios de Kazuha sobre los suyos y eso, era lo que más había deseado en los 6 años que habían transcurrido, como quería a esta mujer.

Fue Kazuha la que se apartó de él totalmente, dejándole un gran frío en el corazón.

KAZUHA: ¿Por qué haces esto? - dijo con lágrimas en los ojos – no te es suficiente con haberme engañado en el pasado, sino que también lo quieres hacer ahora.

HEIJI: No te engañé, creéme Kazu te amaba y te amo – la abrazó – y a pesar de que conozco a Kizu desde hace unos días la amo con todo mi corazón.

KAZUHA: Heiji... para esto...

HEIJI: Os amo a ti por ser la mujer de mi vida y a Kizu por ser la niña más valiente e inteligente del mundo.

Mantuvo a Kazuha pegada a él por mucho rato, pero a él le pareció unos pocos segundos.

HEIJI: ¿Entonces cuando le dirás a Kizu que es mi hija?

¿?: ¿Qué soy tú qué?

Ambos se distanciaron de golpe y miraron hacia atrás, a Kizu que estaba tan roja como un tomate y mirando de Heiji a su oka-san alternativamente.

KAZUHA: Kizu ¿que haces aquí?

KIZU: Oka-san, dime que esta cosa no es mi padre – levantó el dedo y señaló a Heiji

HEIJI: Oye deja de llamarme cosa...

KIZU Y KAZUHA: ¡Cállate!

HEIJI: Vale.

KIZU: Contesta Oka-san, lo es ¿si o no?

Kazuha se quedó sin palabras y miró a su hija y se dio cuenta que ya no había vuelta atrás, tenía que decirle la verdad.

KAZUHA: Sí, Kizu-chan, es tu padre.

KIZU: Etto... Etto... - se le pusieron los ojos como platos – Nooooo soy la hija de un pollo, y de un pervertido – se agarró el pelo con mucha fuerza.

HEIJI: Oye...

KIZU: No me hables pollo, déjame en paz, por que para mi no eres mi Oto-san – salió corriendo las escaleras arriba y oyeron como cerraba la puerta de un portazo.

Ambos, Kazuha y Heiji se quedaron en silencio hasta que oyeron la puerta del cuarto de su hija cerrarse de un portazo.

¿Qué iban a hacer ahora?

CONTINUARÁ...