Heiji se frotó las manos, al fin podía hablar a solas con Kazuha. Kizu estaba dormida desde hacía un buen rato y Ran, Shinichi y Conan también se habían ido después de cenar y también después de otra trifulca.
Heiji entró furtivamente en la cocina donde Kazuha lavaba los platos de la cena y mientras tanto tarareaba una canción... la misma que le había cantado a Kizu la noche anterior y a él lo había dejado embelesado, mirándola como su fuera la primera vez que la veía, más enamorado de ella que nunca.
Se acercó por su espalda y la rodeo la cintura con los brazos, desesperado por sentirla. Kazuha se asustó y dio un brinco de la impresión, tirando un plato al suelo y haciéndose este un sin fin de pedazos.
KAZUHA: ¿Pero qué haces? – chilló – me has asustado.
HEIJI: Eso es lo qué pretendía Kazu – apoyó la cabeza en su hombro e inhaló el perfume que desprendía su cabello – tenía tantas ganas de tenerte así...
KAZUHA: Heiji – le advirtió – suéltame, no quieres verme enfadada.
HEIJI: ¿Por qué te enfadarías? – rozó la nariz contra su hombro, provocándole a Kazuha un estremecimiento.
KAZUHA: Heiji, déjalo – intentó apartarse pero Heiji no quiso.
HEIJI: ¡Tenemos que hablar! – inquirió – ya creo que es tiempo que Kizu sepa que soy su padre – dijo aún contra su hombro.
KAZUHA: Heiji, me digiste que me darías tiempo para hacerme a la idea y entonces se lo diría a Kizu.
HEIJI: Se lo que dije, pero no puedo esperar más.
KAZUHA: ¿Por qué?
HEIJI: Kizu me odia – dijo con un tono de dolor – es mi hija y sin embargo, me cree un pervertido o algo peor, no se como se ha metido esas ideas en la cabeza.
HAZUHA: Todo es culpa de Shinichi – dijo arrastrando las palabras.
HEIJI: Puede ser, pero, a lo mejor si sabe que soy su padre cambia de idea y empieza a quererme.
KAZUHA: Heiji no estoy preparada para hablar con ella.
HEIJI: ¿Cuál es la razón?, si me dices una razón convincente dejaré de insistir un tiempo más...
KAZUHA: No he podido perdonarte tu engaño – dijo tajantemente – esa es la razón principal.
HEIJI: Kazu, ¿todavía sigues con eso?
KAZUHA: Hattori-san – gritó - ¿cómo quiere que lo olvide? Usted me engañó con otra chica mientras me decía a mi que me quería...
HEIJI: Kazuha ¡no te engañe!
KAZUHA: ¡Vi como te besabas con ella!
HEIJI: No es lo que piensas
KAZUHA: No claro.
HEIJI: Esa chica me besó.
KAZUHA: Buscate una excusa menos vieja Hattori, esa está muy escuchada.
HEIJI: ¡Es cierto!, me besó ella a mí, creo que lo tenía todo planeado, por que las casualidades no existen.
KAZUHA: No te creo – se apartó al fin de él y se agachó a recoger los pedazos del plato roto – tú eras el mejor detective del oeste, era normal que salieras con diferentes chicas, pero yo creía que...
HEIJI: Sólo te quería a ti.
KAZUHA: No digas esas cosas Heiji – bajó la cabeza hasta el suelo, para que Heiji no viera lo mucho que le pertubaban esas palabras – se perfectamente que son mentiras.
HEIJI: Ya estoy harto – la cogió por los hombros y la levantó – estoy cansado de que no me creas, solo te quería a ti y a pesar de todos estos años no he podido olvidarte y te sigo amando haber cuando te entra en esa cabecita mi Kazu – acercó su cara a la de ella y la besó.
Al fin después de tantísimo tiempo, Heiji podía sentir los labios de Kazuha sobre los suyos y eso, era lo que más había deseado en los 6 años que habían transcurrido, como quería a esta mujer.
Fue Kazuha la que se apartó de él totalmente, dejándole un gran frío en el corazón.
KAZUHA: ¿Por qué haces esto? - dijo con lágrimas en los ojos – no te es suficiente con haberme engañado en el pasado, sino que también lo quieres hacer ahora.
HEIJI: No te engañé, creéme Kazu te amaba y te amo – la abrazó – y a pesar de que conozco a Kizu desde hace unos días la amo con todo mi corazón.
KAZUHA: Heiji... para esto...
HEIJI: Os amo a ti por ser la mujer de mi vida y a Kizu por ser la niña más valiente e inteligente del mundo.
Mantuvo a Kazuha pegada a él por mucho rato, pero a él le pareció unos pocos segundos.
HEIJI: ¿Entonces cuando le dirás a Kizu que es mi hija?
¿?: ¿Qué soy tú qué?
Ambos se distanciaron de golpe y miraron hacia atrás, a Kizu que estaba tan roja como un tomate y mirando de Heiji a su oka-san alternativamente.
KAZUHA: Kizu ¿que haces aquí?
KIZU: Oka-san, dime que esta cosa no es mi padre – levantó el dedo y señaló a Heiji
HEIJI: Oye deja de llamarme cosa...
KIZU Y KAZUHA: ¡Cállate!
HEIJI: Vale.
KIZU: Contesta Oka-san, lo es ¿si o no?
Kazuha se quedó sin palabras y miró a su hija y se dio cuenta que ya no había vuelta atrás, tenía que decirle la verdad.
KAZUHA: Sí, Kizu-chan, es tu padre.
KIZU: Etto... Etto... - se le pusieron los ojos como platos – Nooooo soy la hija de un pollo, y de un pervertido – se agarró el pelo con mucha fuerza.
HEIJI: Oye...
KIZU: No me hables pollo, déjame en paz, por que para mi no eres mi Oto-san – salió corriendo las escaleras arriba y oyeron como cerraba la puerta de un portazo.
Ambos, Kazuha y Heiji se quedaron en silencio hasta que oyeron la puerta del cuarto de su hija cerrarse de un portazo.
¿Qué iban a hacer ahora?
CONTINUARÁ...
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