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sábado, 11 de junio de 2011

CAPÍTULO 7: CELOS… ¿PERO QUE DEMONIOS SE HA CREIDO ESTE TIO?



Heiji intentó ponerse de pie, pero la miel se le había pegado por todo el cuerpo y también en los zapatos, así que le llevó varios intentos permanecer de pie sin pegarse de morros contra el suelo.

HEIJI: Okita ¿qué estás haciendo en mi casa? – miró de Kazu a él con el ceño fruncido.

KAZUHA: Lo he invitado yo ¿pasa algo?

HEIJI: Yo soy el dueño de está casa, así que si traes a un invitado me lo tienes que decir con adelanto.

OKITA: Si molesto yo mejor me marcho…

KIZU: No, Okita-san no se va, aquí el único que sobra es este espécimen de pollo – señaló con un dedo hacia Heiji – así que largo pollo – se abrazó más fuerte a Okita y le sacó la lengua a Heiji.

HEIJI: Niña – su cara se puso roja – no les hables así a los adultos.

KAZUHA: Bueno, me perdonarás Heiji pero Kizu-chan tiene razón, pareces un pollo – se llevo la mano a la boca para esconder una risa – ¿me vais a decir que ha pasado?

HEIJI: No es de tu incumbencia Kazu…

KIZU: Esté que se dice llamar El Gran Detective del Oeste, pero es un farsante, ha perdido contra dos críos.

HEIJI: Mentirosa – enseñó el muñeco que aún sostenía en la mano – míralo aquí tengo el muñeco, lo he cogido yo antes, así que he ganado.

KIZU: Sí, eso es cierto – dijo de mala gana – pero no dirás que por poco, que entre Conan y yo te hemos dado una paliza – lo señaló de arriba abajo.

HEIJI: Eso han sido contratiempos…

KAZUHA (pensando): Dios, son iguales, dos gotas de agua, ninguno de los dos puede pasar un desafió…

Bueno Heiji ve a ducharte y quitarte todas esas plumas y miel o lo que sea – contuvo una risa – y a pensar en que te debería dar vergüenza seguirle el juego a un par de críos.

HEIJI: Pero, si es culpa del moustro de hija que tienes…

KIZU: Ven aquí pollo y me lo dices a la cara – se zafó de los brazos de Okita y fue hacía Hattori, pero Kazuha le agarró antes, impidiendo que siguiera – te vas a tragar esas palabras…

KAZUHA: Ya basta, no os da vergüenza, ¿Qué va a pensar Okita?

OKITA: Qué son los dos muy divertidos – no aguantó más las carcajadas y se echo a reír.

HEIJI: Oye no te rías de mi que estoy en mi casa…

KAZUHA: Vete, ya – despachó a Heiji antes de que metiera la pata – y tu Kizu-chan, también te ayudaré a bañarte, que estás hecha un asco.

KIZU: Pero si ya me bañé ayer – puso ojitos – no quiero bañarme también hoy.

KAZUHA: No seas cochina – le cogió la mano y tiró de ella hasta el baño – hay que lavarse todos los días…

KIZU: No oka-san, espera – berreó.

Heiji se dispuso a irse, pero antes miró a Okita con ojos asesinos.

HEIJI: Cuidadito con lo que haces Okita – entrecerró los ojos – te estaré vigilando.

OKITA: O.O

Heiji se dio la vuelta y se marchó.

***

Después de que Heiji se había quitado la mayor parte de plumas del cuerpo y pelo y la miel que también lo cubría, se fue hacia el salón, dispuesto que el maldito de Okita no le pusiera las manos encima ni a su mujer ni a su hija.

Kizu ya se encontraba ahí cuando llego, estaba sentada en el regazo de Okita y se recreaba entre sus brazos. Y cuando vio que Heiji entraba en la sala, se arrimó muchísimo más.

HEIJI (pensando): ¿Cómo se atreve este maldito Okita a ponerle las manos encima a mi hija…? – Entrecerró los ojos – tengo que hacer algo para que se largué.

Mientras tanto, Kazuha se encuentra en la cocina preparando la cena. Y los estómagos de Okita, Kizu y Heiji rugieron como leones salvajes.

KIZU: Oka-san, ¡Tengo hambre! – Protestó la niña – quiero cenar ¡ya!

KAZUHA (desde la cocina): Te esperas Kizu, la cena estará en cinco minutos.

KIZU: Pero yo tengo hambre ¡ahora!

KAZUHA: No seas caprichosa, espera (volvió a cocinar).

KIZU: Si hubieras empezado a preparar la cena hace cinco minutos ahora no tendría que esperar – refunfuñó, poniendo mala cara.

HEIJI: Tendrás que tener paciencia, solo son cinco minutos Kizu-chan – dijo Hattori, aún mirando de mala forma a Okita.

KIZU: Cállate pollo – le cortó – no te he dado permiso para que hables.

HEIJI: Oye, que te he dicho que no le hables así a tus mayores.

KIZU: Claro es que eres ya un viejo – se cruzó de brazos – ¿a qué si Okita-san?

OKITA: …

HEIJI: Okita cállate…

Desde la cocina Kazuha llamó a los tres.

KAZUHA: ¡A cenar!

Los tres salieron disparados hacia el comedor, por que estaban muertos de hambre. Cuando Heiji iba a sentarse en la mesa, Kizu apartó la silla y Heiji se dio de luces contra el suelo.

HEIJI: ¿Pero qué haces…? – dijo haciendo una mueca de dolor.

KIZU: Esta silla es para Oka-san y la del lado para mí, y la que esta al lado para Okita, así que búscate otro sitio…

HEIJI: Eres una niña malcriada que lo sepas…

KIZU: Para nada, mi Oka-san me ha criado muy bien…

KAZUHA: Dejad las tonterías y sentaros de una vez – se sentó en el sitio que le tenía guardado Kizu – venga empezad a cenar, antes de que se enfríe.

Todos los comensales se sentaron en sus respectivos sitios, quedando solamente Heiji sin lugar, así que no le quedo más remedio que ir al otro lado de la mesa y sentarse solo.

KIZU: Oka-san, todo tiene tan buena pinta – se relamió – ¡ITADAKIMASU!

KAZUHA: No comas rápido hija, que hay suficiente para todos.

Empezaron a comer todos con mucho ímpetu, y es que todo lo que había cocinado Kazuha estaba delicioso.

HEIJI: Kazu todo esta exquisito – se limpió la boca con la servilleta – ¡eres una gran cocinera!

KAZUHA: Gracias… – se ruborizó.

Heiji se quedó prendado de lo guapa que se había puesto Kazuha, los años apenas habían pasado por ella, se veía tan hermosa como cuando estaban en el instituto. Tan joven y llena de vitalidad, fuerte y valiente por haber sacado adelante ella sola a una niña siendo tan joven. Sin duda Kazuha era la muestra de una madre coraje…

KIZU: ¡ERES UN HENTAI! – le recriminó a Hattori – estabas mirándole los pechos a Oka-san.

HEIJI: ¡Pero que dice está niña! – se levantó escandalizado de la silla.

KIZU: Qué sepas que estas – se subió encima del regazo de su madre y le señaló los pechos – me amamantaron a mí cuando era un bebé, así que son solamente mías – las agarró.

KAZUHA: Pero Kizu ¿que haces?

OKITA: Jajajajajajajajajaja – rió desesperadamente, hasta faltándole el aire.

HEIJI: Niña, suéltale los pechos a tu madre – fue hasta ella e intento apartarla de Kazuha.

KIZU: ¡Que no! Que son mías nada más, solamente yo puedo verlas y tocarlas – se aferró al cuello de su madre – ¡suéltame ecchi! Te denunciaré por acoso sexual y te meterán preso, y allí los otros presos jugaran contigo a la pastilla de jabón…

KAZUHA, HEIJI Y OKITA: O.O…

HEIJI: ¿Quién diablos te ha enseñado esas cosas? – dijo muy enfadado, pero suponiendo perfectamente el culpable.

KIZU: Tío Shinichi nos llevo a ver a Conan y a mí a ver una película policíaca donde salía – dijo orgullosa – gracias a él me convertiré en la mejor detective que existe en la faz de la Tierra – dijo sacando pecho, orgullosa de si misma.

HEIJI Y KAZUHA (pensando): ¡MALDITO SHINICHI! Se arrepentirá de esto – echaron fuego por los ojos – llevar a unos niños a ver ese tipo de películas, ¡LO MATARÉ!

KAZUHA: La próxima vez que tío Shinichi te llevé a ver una película de ese tipo debes decírmelo… – el fuego en sus ojos se avivó e hizo tronar sus nudillos.

***

Después de cenar, Kazuha dejo atrás a Heiji y a Kizu y fue hasta la puerta a acompañar a Okita que ya se marchaba.

OKITA: Gracias por Todo Kazu, la cena ha esta riquísima y bueno divertida también – sonrió ampliamente – espero que se vuelva a repetir pronto.

KAZUHA: Claro que sí Okita – le devolvió la sonrisa – espero que nos veamos pronto.

OKITA: Yo también lo espero – le dio un abrazo a Kazuha, durante mucho rato – ya sabes lo que siento por ti Kazu, desde el instituto yo te he querido, y me gustaría mucho que me aceptarás.

KAZUHA: Okita yo… – se puso tan roja como un tomate – no se que decir…

OKITA: Piénsatelo ¿Ok? – dejó de abrazarla y le dio un beso en la mejilla – hasta pronto – se dio la vuelta y se fue.

Heiji y Kizu estaban asomados como un par de ladrones por la puerta del salón, apoyados en el quicio y lo habían visto todo. Pero mientras que Kizu esta feliz por que su oka-san puede salir con Okita que le encanta, a Heiji le hierve la sangre en las venas de los celos retorcidos que siente en las entrañas.

KAZUZA: ¿Qué hacéis hay espiando?

HEIJI: Nosotros ¿espiándote? – se hizo el ofendido – que va, estábamos mirando la buena madera que hicieron para este marco, ¿a qué si Kizu?

KIZU: ¡Oh sí Oka-san!, por una vez tengo que darle la razón a este – acarició la madera con las manos – si, si muy buena madera.

KAZUHA: Sí…. Mirando la madera – puso los ojos en blanco – Kizu deja de hacer tonterías y vete a tu cuarto, que es tarde y tienes que irte a dormir.

KIZU: Pero Oka-san…

KAZUHA: Sube hija, yo ahora te alcanzó – le empujó un poco para que comenzará a subir los escalones.

KIZU: ¡Está bien! – miró a Heiji de mala manera – cuidadito lo que haces, pollo.

HEIJI: Pero esta niña que se ha creído…

Pero antes de que pudiera recriminarle, Kizu ya estaba subiendo las escaleras a toda pastilla.

Heiji aprovechó que se encontraba a solas con Kazuha para poder a hablar con ella, pero fue ella la que habló en primer lugar.

KAZUHA: ¿Porqué haces esto Heiji?

HEIJI: ¿Hacer qué?

KAZUHA: Espiarme.

HEIJI: ¿Yo? Que va, ya te dije que estaba mirando la madera…

KAZUHA: Déjate de tonterías Heiji que esto es serio – respiró hondo para intentar tranquilizarme y volvió a mirar a Hattori – ¿porqué me espías? ¿Por qué tienes que estar siempre a mí alrededor metiéndote en mi vida?

Heiji al fin se puso serio, se acercó a Kazuha a grandes zancadas y no se detuvo hasta quedar a tan solo un centímetro de ella.

HEIJI: Sencillo, Kazu, sabes lo que siento por ti – le cogió ambas manos y las metió entre las suyas – sabes que te quiero y que quiero criar a nuestra hija junto a ti, darle mi apellido, recuperar todo este tiempo perdido…

KAZUHA: Yo no puedo, después de lo que me hiciste, no puedo – dijo en un hilo de voz.

HEIJI: Eso fue una confusión, no es lo que parece, si tan solo me dejaras explicarte…

Heiji no quería demostrarle a Kazu lo que sentía con palabras, sabía una forma mejor de hacerlo.

Acercó su cara a la de la muchacha poco a poco, sin darle oportunidad de que se apartará. Tan solo separaba sus bocas un centímetro…

¿?: Suéltala.

Ambos se apartaron el uno del otro de un brinco y miraron hacia arriba, al rellano de las escaleras.

HEIJI Y KAZUHA: ¡Kizu!

KIZU: Sabía que no te podía dejar sola Oka-san, este pervertido te estaba metiendo mano otra vez – bajo los escalones de dos en dos, a pesar de sus piernas tan cortas – ahora si te denunciaré con el tío Shinichi, te arrestará por ecchi…

HEIJI: Espera Kizu, no es lo que parece – comenzó a recular, esta niña cuando se enfadaba daba realmente miedo.

KIZU: No te intentes explicar hentai, te arrepentirás de haber intentado hacerle cosas feas a mi Oka-san…

KAZUHA: ¡Espera Kizu!, no…

Pero era tarde, Kizu escaló por la espalda de su padre como su fuera un mono y empezó a estirarle del pelo y a darle golpes con el puño en el hombro.

KIZU: Esto para que no vuelvas a tocar a mi Oka-san, pervertido, hentai, ecchi…

Kazuha suspiró resignada. Entre aguantar a Heiji y a Kizu a la vez, la pobre no iba a dar abasto.

CONTINUARÁ…

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