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martes, 19 de julio de 2011

CAPÍTULO 12: OTO-SAN... ME LAS PAGARÁS TODAS JUNTAS



Kizu y Conan estaban jugando a la pelota en la casa de Heiji, entre los dos habían decidido hacerle pagar todo el sufrimiento que Kazuha había pasado por su culpa.

KIZU: Conan tenemos que conseguir que ese pollo me pagué todas las que me ha echo – dijo la niña con fuego en los ojos.

CONAN: Kizu, das miedo... - dijo sujetando la pelota contra su pecho y recorriéndole un escalofrió por todo el cuerpo.

KIZU: El se lo ha buscado por haberle echo daño a mi oka-san – apretó sus manitas en puños – ahora me las pagará todas juntas.

CONAN: ¿Pero que le vas a hacer?

KIZU: Hacerle daño en donde más le duele, en mí.

CONAN: ¿Cómo...?

KIZU: Tú calla y observa...

Kizu fue hacia donde Hattori se encontraba... nunca admitiría que era su oto-san, lo odiaba demasiado como para eso.

Kizu le haría pasar los peores días de su vida, después cogería a su oka-san y se marcharía de esa casa y de la vida de Hattori para siempre.

CONAN: Kizu, espera, ¿dime lo que tienes preparado?

KIZU: Abre bien tus orejas Conan, por que solo te lo diré una vez...

***

Hattori se encontraba totalmente sumergido en la lectura. Como le gustaban los libros de Agatha Christie y sus libros... no era tan bueno como Sherlock Holmes pero estaban francamente bien también.

Kazuha estaba a su lado, arreglándole a Kizu una falda que se había roto... era una niña tan trasto, pero la quería tanto, como deseaba con todo su corazón que algún día ella le quisiera y juntos los tres formar una familia... pero eso parecía algo tan lejano.

KAZUHA: Heiji estuve pensando en lo que paso el otro día y llegué a una conclusión.

Heiji dejó el libro a un lado rápidamente y miró a Kazuha. Estaba tan seria que se le hizo un nudo en la boca del estómago.

HEIJI: ¿Qué conclusión? - dijo en un hilo de voz, tuvo que tragar fuerte para que la voz le saliera más fluida.

KAZUHA: Bueno, Kizu ya sabe que eres su padre y se entero de la peor forma posible – cortó el hilo color rojo igual que la falda y miró el arreglo que le había echo – pues que tienes que hacer que Kizu te quiera y pronto.

HEIJI: Yo he echo de todo para que me quiera y solo he conseguido que me llegué a odiar... no se que más hacer.

KAZUHA: Heiji, como en un par de semanas no consigas que Kizu te quiera nos iremos, no permitiré que mi hija sufra por tu culpa, tu veras o consigues que te quiera o nos vamos.

HEIJI: No puedes volver a alejarme de la niña Kazu, por favor, ahora que os he encontrado no puedo separarme de vosotras os quiero a las dos demasiado.

KAZUHA: Lo siento Heiji, pero mi hija es lo más importante – sin más se levantó del sofá y se fue.

La indiferencia de Kazuha le había echo muchísimo daño, demasiado. Parecía que jamás le iba a perdonar su supuesta infidelidad... infidelidad que él nunca había cometido. Hattori solo tenía ojos para ella, para su Kazu, para nadie más y eso tenía que saberlo ella.

Heiji estaba tan pensativo que no se dio cuenta cuando unos pequeños brazos le rodearon el cuello, ni tampoco cuando un beso fue depositado delicadamente en su mejilla.

¿?: ¡Hola oto-san! ¿cómo estás?

¿Kizu? Su hija al fin le había dicho papá después de tantísimo tiempo. Su corazón se desbordo de amor por esa pequeña niña.

HEIJI: ¿Kizu? Hija mía... ¿como me has llamado?

KIZU: Oto-san, te he llamado papá, ¿pasa algo?

HEIJI: Qué había esperado a que me dijeras eso tanto tiempo hija mía.

KIZU: Hasta hace unos días no sabía que eras mi oto-san, así que no te podía llamar de ninguna manera.

HEIJI: Sí, pollo.

KIZU: Bueno eso era de cariño.

HEIJI: Sí... claro.

KIZU: ¡Quiero que me digas por que nos abandonaste!

HEIJI: ¡Fue un malentendido! - se excusó.

KIZU: Tú sabes lo que sufrió mi oka-san por culpa de ese malentendido.

HEIJI: No sabes como lo siento.

KIZU: Lloraba todas las noches desconsoladamente, ella creía que no la oía pero si lo hacia... y se me rompía el alma en pedazos por cada lágrima que derramaba.

Heiji bajo la cabeza con vergüenza, esas lágrimas también le dolían a él y bastante. El amaba a Kazu con toda su corazón y también le dolía su sufrimiento...

KIZU: Por todas esas noches de llanto y desolación... - dijo Kizu con voz maquiavélica – me las pagarás muuy caro pollo.

De pronto salío de no se sabe nadie Conan cargado con multitud de globos de todos los colores y formas.

Kizu fue corriendo hacia Conan y comenzó a coger globos.

HEIJI: Pero esto que es...

KIZU: Esto es por todas y cada una de las lágrimas que ha derramado mi oka-san – comenzó a tirarle globos.

Heiji no se espero el bombardeo de globos llenos de ¿harina? Si si harina que le cayó encima después de las palabras de Kizu.

Todo el salón quedo teñido de blanco, incluido el propio Heiji.

HEIJI: Me habías llamado Oto-san... - protestó retirándose la harina de los ojos para poder ver.

KIZU: Eso ha sido por una táctica de distracción pollo – le tiró otro globo – así te he pillado con la guardia baja y he podido atacarte sin previo aviso.

HEIJI: Eso es de cobardes.

KIZU: De cobardes es abandonar a una muejr embarazada a su suerte pollo – cogió otro globo y se lo estampó entre ceja y ceja a Heiji – y eso me lo vas a pagar muuy caro.

Kizu siguió con sus bombardeos hacia Heiji, vengándose de todo lo que le había echo a su Oka-san.

Y Heiji como su hija aprendió en esta ocasión tres valiosas lecciones: La primera es que jamás se distraer con esa pequeña demonio con piel de cordero, la segunda es que el tiempo se le estaba acabando, como no consiguiera hacer que Kizu lo quisiera en unas semanas Kazuha se iría de su lado. Y la tercera y última, pero no más importante, que le costaría la misma vida conseguir que Kizu lo quisiera aunque fuera un poco.

Las cosas cada vez se complicaban más y más para el pobre de Hattori.

CONTINUARÁ...

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